miércoles, 24 de diciembre de 2014

DÍA 5: Mammoth Lakes, Bodie y Lone Pine

Nos levantamos y desayunamos en el hotel unas tostadas francesas buenísimas! Otro punto para el Cinnamon Bear Inn!


El plan del día era ir a Bodie, un pueblo minero abandonado. Lo cierto es que esta parte la planeamos un poco mal, y dimos mucha vuelta desde Mammoth Lakes hasta Bodie, desandando el camino que habíamos hecho el día anterior, cuando está mucho más cerca de Lee Vining que de nuestro hotel... Pero, no se puede hacer todo el mismo día!

Antes de ir dimos una vuelta por la estación de esquí, que en verano está abierta para hacer actividades como circuitos para la mountain bike, senderismo, etc.
Bajando de la montaña, cogimos un atajo (Mammoth ScenicLoop) para incorporarnos a la 395 y seguir hacia Bodie. La carretera, de montaña, espectacular.


BODIE
Seguimos hacia el norte por la 395 y, antes de llegar a Bridgeport, nos desviamos a la derecha por la 270 Bodie Road. Cuidado!! La primera mitad de esta carretera está asfaltada, pero la última parte es un camino de arena y grava. En total son unos 20 km, unos 25 min en los que no verás ni rastro de civilización. 

Al final del camino, al lado del límite con el estado de Nevada, está Bodie. Cuando llegas debes pagar 5 $ por persona y dejar el coche en el aparcamiento que hay a la entrada. Ojo con el calor que hace allí... el pueblo está metido en una especie de valle pequeño y en agosto pega el sol que da gusto. No hay tiendas ni máquinas para comprar comida/bebida, asi que hay que llevar agua.



Hay muchas casas en pie, en algunas incluso puedes entrar y ver los restos de las camas, las mesas, las cocinas y las chimeneas, entre otras cosas. También siguen en pie la iglesia, a cuyo interior te puedes asomar, la escuela, un hotel, una tienda de suministros para mineros, el banco (con la caja fuerte a la  vista!), la estación de bomberos, y un montón de sitios más.



Hay una zona a la que no se puede acceder, la parte de las minas, por temas de seguridad, pero se puede pasear por casi todo el pueblo. Mapa aqui.
Nosotros acabamos la visita en el museo (al que se entra gratis), al lado de la morgue (!), y en donde puedes ver objetos más pequeños: botellas, papeles, prendas de vestir... Por último nos fuimos a dar una vuelta al cementerio, al otro lado del pueblo. 

En total estuvimos cerca de 2 horas en Bodie. Hay que tener cuidado a la hora de planear la visita, porque no deja de ser un parque, y en verano cierra a las 6 p.m.

MONO LAKE Y MAMMOTH LAKES
De nuevo en camino, paramos en un mirador que hay justo antes de bajar a Mono Lake, desde donde la panorámica es espectacular.
Seguimos bajando hasta llegar a Mono Lake. Las fotos que habíamos visto en internet y en las guías nos parecían muy chulas, pero cuando bajamos del coche a ver el lago la verdad que nos decepcionó un poco... Desde luego es distinto, y el aspecto que tiene es como de paisaje lunar, con las formaciones de sal y demás, pero lo que más llama la atención es lo mal que huele (por las sales) y la cantidad de gaviotas que hay. Yo me quedo con las vistas desde el mirador que os comentaba antes; en cualquier caso, esto es sólo mi opinión.


Comimos al lado de Mono Lake, en Lee Vining, en este restaurante. Pedimos cada uno 2 tacos de carnitas, por 10.5 $ cada, y salimos a comerlos a la terraza con vistas al lago. Además de restaurante, el sitio tiene gasolinera y tienda de comestibles, lo que viene muy bien para hacer acopio si vienes de Yosemite (está a la salida de la 120) o si quieres seguir  hacia Bodie.

Por la tarde pusimos rumbo a nuestro próximo hotel, en Lone Pine por la 395 de nuevo hacia el sur. Para intentar ver un poco más de la zona de Mammoth Lakes antes de marcharnos nos desviamos por la carretera 158, rodeando Grant Lake y June Lake. Al incorporarnos de nuevo a la 395 repostamos gasolina justo en el cruce.

Seguimos hacia el sur por la 395 atravesando el Valle de Owens y, llegando a Lone Pine, nos encontramos con Manzanar, uno de los 10 campos de concentración que hubo en Estados Unidos para ciudadanos japoneses (la mayoría estadounidenses) que fueron enviados aqui durante la Segunda Guerra Mundial, concretamente después del ataque a Pearl Harbor... Sin comentarios...


No conocíamos este lugar antes de pasar por aqui, lo descubrimos ojeando la Lonely Planet de camino al hotel. Del campo únicamente queda una réplica de una atalaya de vigilancia, y algunos pabellones, no sabemos si originales o también reconstruidos, y un centro de interpretación. La verdad que es bastante desolador y no estuvimos mucho tiempo aqui.

LONE PINE
10 minutos más tarde llegamos a Lone Pine y a nuestro motel Mount Whitney Motel. Elegimos este pueblo porque es el último pueblo antes de llegar a Death Valley, plan que nos ocuparía el día siguiente, y nos parecía lo más cómodo a la hora de madrugar y ponernos en marcha, pero la elección del hotel... fue un fracaso! La verdad es que es un motel, pero los 97 euros que nos cobraron por pasar una noche, sin desayuno, y con una habitación... que necesitaba urgentemente una reforma, nos parecen un atraco, la verdad. El calor dentro de la habitación era de órdago, pese a que había un aparato viejo de aire acondicionado que no enfriaba suficiente, las sábanas estaban gastadísimas y el baño era de peli de miedo. Hablando de pelis de miedo! la "piscina" que hay a la entrada el hotel parecía el estanque del Retiro, y no lo digo por el tamaño si no por el color verdoso del agua! Se supone que a finales de agosto la piscina debería poder usarse, pero nos quedamos con las ganas.


Cambiando de tercio, después de dejar las maletas dimos un paseo por el pueblo para buscar unas gorras y crema solar en el super para el día siguiente ir a Death Valley bien preparados. Hay muchas tiendas de deporte y similares en las que puedes encontrar cosas necesarias para ir a montar en bici, a pescar, o a subir al Monte Withney, que está cerca, asi que no hay problema en equiparse para ir al desierto. Ya teníamos una garrafa de agua y comida para el día siguiente, asi que en ese sentido no había problemas.

Después nos fuimos a cenar al Mt. Whitney Restaurant (nada que ver con el hotel), el sitio es como un típico diner americano con las paredes llenas de fotos y autógrafos de las estrellas de los westerns que se rodaron en el pueblo hace años (unos cuantos). Pedimos un par de sandwiches club, gigantes y buenísimos, que no pudimos terminar. Los camareros muy amables.



Después de cenar, a dormir, que el día siguiente iba a ser muy duro :)




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